Como cada año, el anuncio del sorteo extraordinario de Navidad ha dado mucho de qué hablar. Habitual carne de meme y polémica, el spot del año pasado sirvió para que aquel entrañable caballero que bajaba al bar por sugerencia de su esposa se encontrase con Bárcenas , se arrancase la máscara para desvelarse como el pequeño Nicolás o sacara del sobre toda clase de mensajes delirantes. Más sonado fue todavía el de 2013, donde la creatividad fue la protagonista. Decenas de montajes y verdaderas obras de arte de la post-producción brotaron como setas, haciendo lanzar rayos por los ojos a Montserrat Caballé o convirtiendo aquella acogedora aldea en un escenario de The Walking Dead.
En esta ocasión, sin embargo, el debate ha saltado a un nivel más profesional.

Por primera vez en su historia, la Administración de Lotería ha decidido apostar por un anuncio animado en 3D. Este detalle merecería en sí mismo toda la atención si no fuera porque desde su presentación no han sido pocos los diseñadores y artistas del digital español que se han preguntado por los padres creativos de Justino, el muy “pixariano” guardia de seguridad que lo protagoniza. En un primer momento resultaba bastante complicado responder a esta pregunta. Los datos proporcionados fueron muy escasos y al término de la pieza no aparecían títulos de crédito alguno. Fue a través de su cuenta de twitter donde Leo Burnett, la agencia de publicidad que repite como responsable de la campaña, comenzó a arrojar algo de luz sobre el asunto: la productora española Blur y la británica Passion Pictures se encontraban tras la autoría de Justino, un trabajo de colaboración al que todavía le faltaba un tercer actor. Este no es otro que Milford Film & Animation, estudio de animación sueco cuya participación en la creación del spot quedó confirmada en un post publicado en Facebook por la propia compañía. A partir de ahí, las reacciones en twitter no se hicieron esperar. Con el hashtag #JustinoNoEsEspañol, las redes se incendiaron con cientos de usuarios preguntándose por qué no se había elegido una productora nacional, más en el centenario de la animación española.