Si hay un nombre propio dentro de la ilustración de los años 80 y 90, ese es Alfonso Azpiri. El pasado 11 de abril el reconocido dibujante madrileño impartió una conferencia exclusiva en Trazos donde nos habló de su trabajo y descubrió su apasionante visión del mundo del cómic.
¡Trazos continúa con su agenda de conferencias con las principales figuras del universo digital! Durante el último año han pasado por nuestras instalaciones nombres como Colin Arthur, Victor Matellano, David Ulloa, Javier Noguerol o Aurelio Burgueño. En esta ocasión le ha tocado al mundo de la ilustración y a uno de sus referentes más destacados a nivel nacional, Alfonso Azpiri. El dibujante madrileño lleva más de cuarenta años dibujando ilustraciones, cómics y portadas para editoriales nacionales e internacionales. Sus carátulas de los años 80 y 90 para videojuegos como «Phantis» o «Game Over» se han impreso en la retina de millones de jugones, y sus historias de Mot o Lorna se han convertido en clásicos del tebeo español.
«Del cómic a la ilustración» sirvió como introducción al rico imaginario de Azpiri y su particular manera de enfrentarse a la ilustración. La conferencia, que registró un lleno absoluto, contó con la participación tanto de alumnos como de curiosos del cómic. Durante las dos horas que duró la masterclass se repasaron los proyectos más destacados del dibujante madrileño, pero también el proceso creativo que han conllevado. Y todo ello salpicado con un buen número anécdotas personales que hablaron de la calidad humana de su trabajo.
Alfonso Azpiri no se define como artista, sino como trabajador. Según nos contó en la conferencia, su arte consiste en el trabajo del día día. Por ello el dibujante recomendó a nuestros alumnos sacrificio y esfuerzo diario. Igual de importante es el dominio de la composición, el color y el guión, herramientas fundamentales para el trabajo de un ilustrador. Y flexibilidad a la hora de enfrentarse a los distintos lenguajes visuales, uno de los secretos de un ilustrador que ha pasado por el mundo del fanzine para adultos, los videojuegos o el tebeo infantil. Y es que cuatro décadas de trabajo dan para mucho, sobre todo para evolucionar. «Cuando veo los trabajos de mi primera época los considero muy malos», confesó el ilustrador.
Azpiri compartió con el grupo anécdotas de sus primeros proyectos, como el escaso margen de tiempo que le daban para entregar los dibujos. «Había veces que me mandaban tres o cuatro portadas al mes», explicó el ilustrador. En muchas ocasiones carecían incluso de referencias, lo que le obligaba a echarle mucha imaginación. Al fin y al cabo, la creatividad es una parte muy importante del trabajo del ilustrador.
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