Unity ha revolucionado el desarrollo de videojuegos hasta niveles impensables. Y no nos referimos solo a los grandes estudios. Esta herramienta ha permitido a toda una generación de creadores, nacidos con una consola bajo el brazo, sacar adelante propuestas con una factura y un estilo que han borrado de un plumazo todos los prejuicios sobre el “indie”. Hasta hace no mucho, el videojuego “de autor” parecía remitir obligatoriamente a lo sencillo, a lo breve, a veces a lo amateur. Sin embargo, con la vertiginosa evolución de softwares como Unity hoy por hoy podemos hablar de propuestas capaces de hacer temblar a los títulos más cacareados de los titanes AAA, tanto en jugabilidad como en narrativa, ofreciendo muchas veces verdaderas revoluciones estéticas y artísticas. Por eso, hoy os traemos cinco ejemplos de hasta qué punto un grupo de amigos, mucho esfuerzo y, sobre todo, toneladas de entusiasmo (y algo de ingenio, siempre ingenio) pueden lograr sacándole el mayor partido a este famoso motor de videojuegos.

Lo retro está de moda. Bueno, lleva de moda más de dos décadas. Y quizá no sea justo hablar tanto de lo retro como de los 80, esa década que parece no acabar nunca, cada vez más rescatada y remasterizada a base de cortos lisérgicos como “Kung Fury”, la enésima secuela o reboot o, por ejemplo, este Neon Driver del estudio eslovaco Fraoula: pruebas típicas del arcade, colores estroboscopios y transformers. ¿Qué más se puede pedir?

Un FPS donde el tiempo se mueve cuando tú te mueves y puedes recurrir a prácticamente cualquier cosa para tumbarlos, arrojando tu pistola, recuperándola en un rebote a cámara lenta inesperado, volviendo a los puños para terminar con una carnicería de píxeles con tu katana en mitad de un escenario reducido a la mínima expresión y con una fluidez de movimiento asombrosa. No es casualidad que Microsoft haya salido corriendo a incluir Superhot en su catálogo de XBOX.

Aldin es una desarrolladora de herramientas de visualización en Realidad Virtual. ¿Eso qué quiere decir? Que no se conformaban con la parte técnica y comenzaron a diseñar videojuegos tan interesantes como Waltz of the Wizard, una experiencia en primera persona sobre lo que ocurre cuando te conviertes en mago y tus manos son capaces de alterarlo absolutamente todo.

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